José el sencillo

La historia de las vacaciones de José. Un libro decorado con ilustraciones del autor, como el principito y los mejores libros detesto las matemáticas, perdón, de texto de matemáticas.

José es un hombre sencillo.

José, como todos los hombres sencillos, no se complica. Tiene, empezando por arriba, dos ojos una nariz, un bigote y una boca. Esa es la descripción de su cara.

Ilustración del autor:

:-[) Este es José.

José, por no tener no tiene ni pelo en la cabeza, no tiene más que el permitido para poder llamársele calvo, y además es gris, como el bigote.

Su mujer se llama María José, y es una señora con moño y vestido de flores y el niño se llama Jesús, es un chico pequeñito y sonriente y todos le llaman Jesús, porque sería raro que llamándose Jesús todos le llamasen Alberto.

Ilustraciones del autor:

oO:-) Esta es María José.

:-_) Este es Jesús, con un moco en la nariz.

:-) Este es Jesús sin el moco.

:-( Este es Jesús pero triste.


José, como todos los hombres sencillos, trabaja en un bar. El bar se llama Bar José, porque José, como todos los Josés sencillos, no es un hombre original, pero, eso sí, es muy sencillo.

El bar, como todos los bares de persona sencilla tiene una tele puesta permanentemente en la primera, porque José, al ser sencillo, no quiere poner el "cuarentalatino", tiene sillas y mesas de madera, una barra con vitrinas grasientas mostrando tapas y demás por las que de vez en cuando José pasa la misma bayeta que cuando abrío el bar y no limpia nada, lo hace sólo para aparentar. También hay un perro marrón encogido que pertenece a una familia que siempre está ahí comiendo. La familia está compuesta por una abuela, una madre, un padre, un niño guarro y una niña gritona. En la mesa siempre tienen el menú del dia y una jarra de casera con mauncincoestrellas.
En las paredes hay cuadros de toreros, la plantilla del Real Madrid de 1985 y una dedicatoria del Fary a José, en la que pone "Muchos besos cariñosos y babosillos de El Fary".
Además hay una puerta que conduce a un almacén que no ha visto nunca nadie.

Un día José decide irse de vacaciones. Así que busca en el mapa que tenía por ahí guardado, que su hijo, un chico moderno con pleiesteision, llama Mapamundi, decide un lugar y, ni corto ni perezoso se pone en marcha. Apaga la tele por primera vez en años, pone el cartel de cerrado y se dispone a recoger todo.

José abre el almacén, a ver si ve como es. Está ocupado por Gnomos de jardín y gárgolas liberados*, murciélagos, ratas y un señor con gafas, que se presenta como Señor Gafudo

Ilustraciones del autor:

8-) Este es el señor Gafudo. Le molesta que le llamen cuatro ojos, cegato de mierda, gilipoyas, para trabajar y otras muchas cosas, por ejemplo que le pisen, pero le encanta el queso de tetilla y los pechos en general.

José les desaloja con una orden de desahucio y un palo de escoba y hace sitio para guardar las sillas y las mesas.

Una vez todo guardado, toca guardar a la familia. Al padre y a la madre les guarda en el estante de arriba, a los niños en el del medio, por si se caen y a la abuela, que ya no está para trotes ni galopes, la deja abajo, con su plato de callos y dos vestidos negros con topitos blancos (como todos los vestidos de abuela) por si se mancha o le apetece coser.

Al perro le guarda en la caja registradora y esconde esta debajo del felpudo.
Se deja una nota diciendo donde ha escondido la caja registradora no sea que a la vuelta no la encuentre y cierra la puerta, dejando las llaves dentro porque así no se le pierden

José se dirige entonces al aeropuerto, se acerca a la puerta de embarque y da 5€ al señor que le pide el billete.

La familia de José, que está en la maleta para no tener que pagar, mientras, duerme placidamente.

Cuando José se va haciendo pequeñito, al ir alejarse el avión siente un cosquilleo y ganas de hacer pis, pero se las aguanta.

Al llegar al aeropuerto de destino, en Santo Tomé de Zabarcos le meten una bomba de aire por las orejas y le vuelven a inflar, aliviándole las ganas de hacer pis y haciéndole recuperar su forma normal.

Al salir del aeropuerto saca a la familia de la maleta y prosiguen su camino hacia el hostal.

Aquí un hombre con aspecto gordinflón, sudoroso por el calor y que deglute un "Gordin Flash", les da las llaves para una habitación con un crucifijo y una postalita de San Chopanza.

(No sé si continuará)

*Cuando lee esto, el autor llora un poquito, pero se le pasa al minutito.

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