El dinero es malo

Un día tuve mucho miedo. Llamé a mi madre y ella me dijo que, si cerraba los ojos, todas las cosas malas desaparecerían.

He seguido todo este tiempo su consejo a rajatabla.

Años después, descubrí un señor metiendo su mano en mi bolsillo, tan disimuladamente que no me habría dado cuenta si no tuviera la manía de golpear mis punteras con el suelo periódicamente para "subirme" el zapato.

Decidí que, mejor que darme la vuelta y montar un escándalo, sería cerrar los ojos. Así lo hice.

Al rato el señor ya no estaba ahí.

El dinero tampoco.